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Una Gota de Agua



Antes de comenzar a escribir me gustaría aclarar alguna de las explicaciones que podemos encontrar sobre el concepto “Mushin”.

“In Japanese, this word means innocent, or one with no knowledge of good and evil. It literally means "without mind".

En Japonés, esta palabra significa inocente, o alguien sin conocimiento del bien y el mal. Literalmente significa “SIN MENTE”.

This is one of the five spirits of the warrior (budo), and is often used as a Japanese martial arts tenet. Under that context, places such as the Budo Dojo define it this way: "No mind, a mind without ego. A mind like a mirror which reflects and dos not judge." The original term was "mushin no shin", meaning, "mind of no mind." It is a state of mind without fear, anger, or anxiety. Mushin is often described by the phrase, "mizu no kokoro", which means, "mind like water". The phrase is a metaphor describing the pond that clearly reflects it’s surroundings when calm, but whose images are obscured once a pebble is dropped into its waters.

Este es uno de los 5 valores del guerrero (Budo), y es usado a menudo como un principio de las artes marciales japonesas. Bajo ese contexto, lugares tales como el Dojo se caracterizan por esta manera de actuar: “sin mente, una mente sin ego. Una mente como un espejo que refleja y no juzga”. El término original fue “mushin no shin”, queriendo decir, “mente de la no mente”. Éste era un estado mental sin miedo, sin ira, ni ansiedad. Mushin es descrito a menudo por la frase “mizu no kokoro”, que quiere decir, “mente como el agua”. La frase es una metáfora que describe la charca que claramente refleja sus alrededores cuando está en calma, pero esas imágenes son ocultadas una vez un guijarro es arrojado dentro del agua.” 

Esta es una de las razones que refuerzan mi práctica, es una, si no decir la principal razón por la cual yo después de mis casi 10 años de práctica sigo con entusiasmo, con determinación y continuidad, por no usar el término asiduidad, mi práctica. En la búsqueda de este estado no nos queda más remedio que observarnos, mirar hacia dentro en cada momento de nuestra práctica, y en este punto no podemos ocultar nada, no podemos escondernos de nadie, somos nosotros con nosotros mismos. 

Y todo ello te lleva a preguntarte cual es ese estado, pues existen tradiciones y meditaciones que te indican que la búsqueda está en no pensar, en que no existan pensamientos, o al menos eso es lo que se podría entender en un principio, aunque según mi experiencia no es realmente este el estado que debemos alcanzar, pues cuando uno se encuentra con la conciencia puesta en todo, en realidad no se está juzgando lo que observas, no se condena ni interpreta lo que se percibe, aunque sí que existe un proceso de asimilación o recepción de esto que permite que el cuerpo actúe o no intervenga. 

El estado se acerca más a una correcta utilización de nuestra mente, y digo correcta porque los pensamientos que ya poseemos, que se construyeron fuera del momento presente, son los que nos llevan a no acceder a la reacción correcta, estos son los pensamientos que generan que la mente no esté receptiva, y se actúe desde el miedo o la falta de amor que normalmente generan estos pensamientos. Esto no quiere decir que todos los pensamientos adquiridos o los recuerdos que poseemos sean nocivos para nuestro momento presente, lo que quiere decir es que existen algunos de ellos que lo son, y en la práctica encontramos la vía para localizarlos, abrazarlos desde el amor y permitir que su aprendizaje nos sirva para seguir creciendo, y no para obstaculizar nuestro aprendizaje. 

Cuando nos observamos durante la práctica adquirimos un método de introspección que a través de otras vías hay otras disciplinas que lo consiguen, si la vida te ha acercado al Aikido, uno debería de preguntarse por qué lo ha hecho y no te ha llevado hacia estas otras prácticas, y es probable que se llegue a la conclusión que ha ocurrido debido a que se sintoniza con esta forma de encontrarse, de conocerse, de seguir creciendo, o al menos lo hace en este momento de tu vida. Cuando uno está abierto a recibir, la vida te va ofreciendo aquello que vas necesitando para seguir creciendo, todo lo que necesitas está aquí y ahora, todo lo que la vida te da en este momento está ayudando a que sigas creciendo. Cuando esto se entiende, descubres que todo lo que ocurre a tu alrededor es un regalo, un regalo del cielo que te permite librarte de alguno de esos pensamientos que obstaculizan tu avance, y que en la mayoría de las ocasiones están contaminados de las emociones que los acompañaron. Es por esto que se vuelve fundamental observarse, es prioritario conocerse, y es en ese momento en el cual la vida te regala lo que necesitas para hacerlo. 

Esto lo puedes encontrar en la práctica del Aikido, y esta práctica la puedes llevar a cada momento de tu vida, así como llevarás tu vida a cada momento de la práctica. Aunque solo se puede encontrar si se busca, solo se puede llegar a ello si decides que lo quieres, si deseas que los obstáculos desaparezcan del mismo modo que desaparece la oposición que encontramos en nuestro compañero cuando intentamos desequilibrarlo, y una vez iniciado el desequilibrio existen pocas alternativas, o dejas que todo fluya hasta que el equilibrio se restablezca o permites que aquello que generaba un obstáculo en tu camino encuentre un punto fuerte, comenzando de nuevo el proceso, encontrando de nuevo un regalo de la vida que permita que te conozcas un poco más y que te ayude a indagar en lo más profundo de tu ser hasta encontrar un camino diferente al que hasta ahora habías andado.

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